Hace poco más de dos meses que abordamos el tema financiero de Senasa. En aquella ocasión, nos hicimos eco de las advertencias emitidas por la Fuerza del Pueblo a través de su titular de seguridad social, Fernando Caamaño, y de las declaraciones del exdirector de la entidad, Chanel Rosa.
En aquel momento, se tenía certeza del déficit, y aunque se sospechaban indicios de dolo y corrupción, no se pensaba que la magnitud del problema fuera tan grande.
Y es que, según los datos que se han venido divulgando ante la opinión pública, la situación del seguro modélico del Estado dominicano es sumamente grave y podría alcanzar magnitudes insospechadas.
Resulta que el epicentro del escándalo en esta entidad pública, verificado a través de las radiografías hechas por dos programas de investigación periodística y las citadas denuncias, encendió las alarmas de la veeduría ciudadana. Semana tras semana, se escuchan y se leen nuevos supuestos escándalos de corrupción.
Una muestra de ello es la denuncia sobre lo ocurrido con el tema de las cooperativas, donde, según se ha informado, se habrían creado cientos de cooperativas fantasmas con el único propósito de acceder a préstamos con tasa cero para luego cesar sus operaciones. De comprobarse esta gravísima denuncia, estaríamos frente a un escándalo mayúsculo de corrupción. Además, se oyen rumores sobre supuestos actos de corrupción en INABIE, INTRANT, Promese y otras instituciones públicas.
En paralelo a esto, la economía real muestra claros signos de desaceleración: el crecimiento del IMAE se ubicó en apenas un 1.5% en agosto, una cifra que evidencia el escaso dinamismo productivo, mientras que la inflación acumulada en los últimos años ha destrozado el poder adquisitivo de la población.
Esta realidad es aún más preocupante al considerar que, si bien hay creación de puestos de trabajo, el desempleo formal descendió, según el economista Haivanjoe NG, en más de 20 mil plazas en el primer trimestre del 2025, empujando a la informalidad a una cantidad similar de personas.
Por otro lado, los datos de la Superintendencia de Bancos confirman que el crédito de consumo a través de tarjetas se disparó un 24.9% en 2024, llevando a que la morosidad estresada—que es una tasa complementaria que considera la cartera vencida, la cartera en cobranza judicial, el balance de tarjetas de crédito con atrasos de 31 a 60 días, los créditos reestructurados normales y temporales, así como el nivel acumulativo de los últimos 12 meses de castigos y adjudicaciones—se elevara hasta el 7.12%. Este indicador pone en evidencia la creciente incapacidad de los hogares para saldar sus deudas.
Este cóctel de rumores, escándalos y denuncias de corrupción, junto a la difícil situación económica, la inseguridad y las largas tandas de apagones que enfrentan los dominicanos, está generando un cóctel peligroso de crispación social.
Por: Mihail García




