Desde que la candidata de la izquierda chilena, la comunista Jeannette Jara, pasó a segunda vuelta con el republicano José Antonio Kast, hoy abanderado de toda la derecha, el mensaje que se transmite desde su sector, el oficialismo, es que la elección está abierta. Se señala eso aunque las encuestas, hasta antes de la veda legal —se prohíbe su difusión en los 15 días previos a los comicios— digan lo contrario. Los vientos corren a favor del ultraderechista, lo que explica que la exministra del Trabajo de Gabriel Boric haya cambiado su tono habitual —es reconocida por su carisma— por uno más de confrontación con su rival político en busca de los votos anti Kast, y también los del mundo popular.
En un video reciente, Jara ha cargado contra Kast al recordar que cuando fue diputado, entre 2002 y 2014, “de las 1.500 sesiones a las que tenía que asistir faltó a 625″, por lo que “cobró millones por hacer casi nada”. Por ello, añadió, que “cuando habla de rebajar el gasto público, es importante que tenga autocrítica”. “Estuvo 16 años en el Congreso y no aprobó ninguna ley relevante para la gente. Solo sabe oponerse: votó en contra del lucro en la educación, de la ley de divorcio, de la píldora del día después y también en contra de la ley Cholito [maltrato animal]“.
La propia Jara es quien también se ha encargado de trasmitir el mensaje optimista frente al desempate del 14 de diciembre: “Esta elección está completamente abierta, a pesar de lo que algunos quieran instalar; el resultado es completamente impredecible”, dijo hace una semana cuando relanzó su campaña. “Hemos tenido un 2025 donde nos han dicho que todo es imposible: la reforma previsional en enero; tener una primaria en junio y ganarla. Y luego una primera vuelta presidencial (…) Yo no creo en los imposibles, creo en el trabajo duro; en el compromiso; en las convicciones y en los sueños”.
La candidata está arropada por nueve partidos y el 16 de noviembre tuvo la primera mayoría, un 26,8%. Kast sacó 23,95%, pero esa misma noche se convirtió en el abanderado de las tres derechas que, a diferencia de la izquierda, que realizó primarias, compitieron por separado pero se unieron rápidamente tras la elección. El republicano contó con el apoyo automático de Evelyn Matthei (12%), de la derecha tradicional, y del libertario Johannes Kaiser (13,9%), más extremo que Kast. Ello implica que si se juntan sus porcentajes suman el 50% y es precisamente por eso es que el camino de Jara a La Moneda es tan complejo: en 28 días, de los cuales le quedan seis, tiene que conquistar, a contra reloj, a votantes nuevos y alcanzar el 50% más uno de los votos que se requieren para la victoria.
Portavoz
Según ha dicho a EL PAÍS Francisco Vidal, uno de sus portavoces, en la encuesta Cadem, previa a la veda, Jara ha tenido un repunte, pues marca un 42% de intención de voto. “Hemos recuperado 15 puntos y tenemos que recuperar a lo menos ocho en los días que nos quedan para llegar a la cifra mágica, que es la mitad más uno. Tengo la certeza que, si seguimos así, llegamos”, dijo. Pero también admitió que el “problema como izquierda y centroizquierda” es que la derecha radical “se metió en el mundo popular, que siempre ha sido una expresión de respaldo a la izquierda en los últimos 80 años”.
Otro de sus portavoces, sin embargo, el diputado socialista Raúl Leiva, ha sido más cauto: “Ojalá ganemos. Y si no se da, que sea por un margen lo más estrecho posible”, ha dicho este sábado a La Tercera.
Apenas pasó al desempate, la noche del 16 de noviembre, Jara pidió a los electores que “no dejen que el miedo congele sus corazones” e hizo un guiño inmediato a los votantes del líder del Partido de la Gente (PDG), el exabanderado populista Franco Parisi, que salió tercero con un 19% al hacer suya, con alabanzas, su propuesta de devolver el IVA a los medicamentos. Al día siguiente arrancó con un despliegue territorial por distintas regiones del país, pero antes recorrió tres programas matinales, que mezclan entretención con servicios, en busca del voto popular.
Así fue como arrancó esta nueva etapa de campaña. Pero, al empezar, tuvo un traspié en el corazón de su equipo. El 20 de noviembre, cuatro días después de la elección, Jara pidió la renuncia a su principal asesor y su estratega de campaña en las primarias oficialistas, el sociólogo Darío Quiroga, por emitir dichos que la candidata consideró clasistas sobre militantes del PDG. Aunque Quiroga dio esas opiniones en abril durante en un programa de streaming, fueron recordadas justo cuando Jara daba señales a los votantes de Parisi. Se sumó que uno de los aristas que la apoyaba cuando presentó se nuevo comando, el cantante urbano Balbi El Chamako, fue bajado horas después debido a que tenía una causa judicial por violencia intrafamiliar (VIF).
Pese a esos episodios, la candidata ha logrado arroparse con importantes apoyos. Asumió como su jefa de campaña la presidenta del Partido Socialista (PS), la senadora Paulina Vodanovic y sumó reuniones con dos figuras clave de la izquierda socialista: una con la expresidenta Michelle Bachelet (2006-2010, 2014-2018) y otra con Luisa Durán, esposa del exmandatario Ricardo Lagos (2000-2006), quien en enero de 2024 se retiró de la vida pública a los 85 años.
Además, ha contado con otros varios otros apoyos, entre ellos el de la exministra del Interior de Boric, la socialdemócrata Carolina Tohá, a quien Jara le ganó en las primarias de la izquierda: la ha acompañado a varias actividades y ha destacado que Kast es un político que en su trayectoria “ha demostrado que no sabe ni quiere construir acuerdos”. También se ha sumado, aunque como externo a su grupo de economistas, el exministro de Hacienda, Mario Marcel. El gesto es más que relevante, pues Marcel, aunque siempre dijo que votaría por Jara, que lo haría con una aprensión: “el rol del PC en un eventual Gobierno suyo”, señaló a finales de septiembre en EL PAÍS.
También tiene el respaldo de varios populares alcaldes de la izquierda, como Tomás Vodanovic de Maipú y Matías Toledo, de Maipú, los más votados de Chile en las muncipales de octubre de 2024. Y ha sumado a artistas como Mon Laferte, y a intelectuales y científicos, como la astrónoma Teresa Paneque. Y a exfiguras de la exConcertación, la coalición de centroizquierda que gobernó Chile entre 1990 y 2010, entre ellos su poratvoz Francisco Vidal y el exministro de Economía del democristiano Patricio Aylwin (1990-1994), el socialista Carlos Ominami.
En este período Jara ha tenido dos encuentros públicos con Kast. Uno fue en un foro social para hablar sobre pobreza. Otro, el debate, el pasado miércoles, impulsado por la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi), en el que cargó por segunda vez en contra el asesor económico del republicano, Jorge Quiroz, por su relación con casos de colusión ocurridos en Chile. En las dos ocasiones mostró un tono más duro, que es que ha marcado sus días en la víspera del desempate.
Según el Panel Ciudadano de la Universidad del Desarrollo (UDD), que entrevistó a 1.200 personas después del debate de la Archi, un 41% respondió que Jara estuvo mejor y un 40%, que Kast. Un 53% dijo que reforzó su preferencia y un 41%, que no influyó.
El próximo y último debate será el 9 de diciembre, cinco días ante de la elección, organizado por Asociación Nacional de Televisión (Anatel).
Fuente: El País
